Ermesidis
ERMESSENDA
LA MADRINA
DE LA CATEDRAL
ERMESSENDA
Ermesidis
Personaje central en la historia, tanto de Cataluña como de Girona, en el siglo XI. Nace el 972 y vive hasta los 85 años. Cuando tiene 17 años, se casa con el conde de Barcelona Ramon Borrell, con quién cogoverna el condominio de los tres condados: Barcelona, Girona y Osona, hasta su muerte, en 1017.
En sus inicios, y de muy joven, participa en la guerra civil en el califato de Córdoba, dominada por los califas árabes (al-Andalus), junto a su marido, quien encabeza varias campañas militares contra los sarracenos, que a pesar de las grandes bajas, resultan un verdadero éxito militar y económico. A partir de su muerte, los gobernará en solitario como regente durante la minoría de edad de su hijo, co-gobernará con él durante su mayoría de edad, y también con su nieto hasta retirarse.
Nos encontramos en un contexto muy duro, marcado tanto por tensiones externas: como son el debilitamiento del auctoritas condal barcelonesa, teniendo que hacer frente a la revolución feudal, cuando meros oficiales se levantan en armas aconteciendo barones feudales, con el epicentro en el Penedès; y también internas, primero con su hijo Berenguer Ramon I, a quien cede los condados de Barcelona y Osona hasta su muerte en el 1035, y posteriormente con su nieto Ramon Berenguer, con quien la desavenencia es tal que finalmente le acaba vendiendo el dominio de los tres condados por mil onzas de oro.
Su regencia fue inteligente, hábil y muy larga. Se inició con la tutela de su hijo, Berenguer Ramon I, en septiembre de 1017. Las disputas con él fueron numerosas, sobre todo por el control del condominio. Estas acaban cuando muere de repente, con menos de 30 años de edad, hecho que devuelve a Ermessenda el control de los tres condados, hasta que las disputas con su nieto Ramon Berenguer I, el cual quiere asumir el control absoluto del condominio, y debido también a su avanzada edad, decide vender antes de rendirse y jurarle fidelidad. Este hecho demuestra su compromiso, firmeza y fidelidad a sus principios hasta el final de sus días.
Muchos son los documentos importantes que firma, y las acciones que lleva a cabo durante su vida. Es quien nombra Oliba al abad del monasterio de San Miquel de Cuixà y obispo de la diócesis de Vic. Aporta constantemente generosas donaciones a la Iglesia católica, colaborando estrechamente con el mismo Oliba, el obispo Pedro de Carcasona y el obispo Pedro Roger (el hermano de Ermessenda).
Promovió la construcción de la Catedral de Girona, así como del monasterio de Sant Daniel y al morir, dio al Obispado de Girona piezas de un gran valor, tanto material como histórico, para que fueran conservadas. Actualmente se exponen en el Museo de la Catedral.
EL TESORO DE LA CATEDRAL
La madrina de la Catedral
Dice la leyenda, que en este caso, la realidad de aquello que ha conseguido el personaje es suficiente para convertirlo en leyenda. Así Ermessenda se convirtió en la mujer con más poder en Cataluña en el siglo XI, y vivió 85 años, una vida extraordinariamente larga para su época. Al casarse con Ramon Borrell, recibió de él derechos y privilegios, que ejerció con gran habilidad. Al morir su marido, gestionó las propiedades por su cuenta, hecho nada habitual para una mujer, puesto que en la época tenía que pedir permiso al marido para hacer cualquier movimiento. Ejerció plenamente las funciones de su marido: presidiendo el tribunal de justicia del año 1.000 y estando muy cerca de las decisiones de política interna. Vivió más allá de sus dos protectores, el abad Oliba y el obispo Pedro de Carcasona, y fue firme y fiel en sus principios hasta el último momento, no dándose nunca por vencida. Tanto que incluso, antes de rendirse y jurar fidelidad a su nieto, le vendió todos sus derechos por mil onzas de oro.
El anillo de Ermessenda
¿Pero cómo un objeto tan pequeño ha sobrevivido más de mil años y lo podemos apreciar en nuestros días? Dice la leyenda, que desde su muerte, este se ha ido incrustando en diferentes piezas, que forman o han formado parte del patrimonio de la Catedral. Se cree que, incluso, había sido incrustado en el propio altar, y que acaba en la custodia del corpus, junto con otro anillo. Fue entregado por ella misma al Capítulo, para que lo custodiara y lo conservara, también como muestra de su plena confianza. En respuesta, y derivado del gran afecto y como agradecimiento al ser la promotora de la Catedral, lo ha protegido y lo seguirán protegiendo tantos milenios como haga falta.
Arqueta de Hixam II
En la Península, dominada en el sur por la cultura árabe, se desencadenan conflictos muy violentos entre los califas árabes, enmarcados por la guerra civil existente entre ellos en la época. Ramon Borrell, el marido de Ermessenda, hace acto de presencia con sus mercenarios cerca de Córdoba, para ayudar al califa de Medina Azahara. Nadie lo sabe con seguridad, ni tampoco ha quedado constancia en ninguna parte, de cómo la arqueta de Hixam II, una de las piezas de platería árabe más admirada, de tanto valor y a la vez de tal exquisitez, llega a manos de la condesa de Carcasona. Podría ser que lo hubiera llevado su marido en el viaje de vuelta y se lo entregara como regalo, pero fuera como fuera, en el museo de la Catedral, el cual ella promovió, está conservada.
Las escrituras del Siglo XI
Dice la leyenda, que la Catedral de Girona fue impulsada por el emperador Carlomagno, quien figura en su interior en diferentes representaciones francamente importantes y al cual se rindió culto durante siglos. Pero también se dice que el hermano de Ermessenda (Pere Roger) decidió ser Obispo y que quiso erigir una catedral románica en Girona. La condesa de Carcasona aceptó ayudarlo, y por este motivo, adquirió los terrenos en los cuales ahora se halla la Catedral, impulsando también su construcción. Ermessenda se retiró a Girona y al morir, fue enterrada en su Catedral, donde su imagen perdurará por la eternidad, esculpida en piedra sobre su sarcófago, para que también continúe su leyenda.
El Monasterio de Sant Daniel
Dice la leyenda, que en el año 888 los sarracenos decapitaron un monje eremita armenio en Arles de Provenza (Francia), que se llamaba Sant Daniel. El cuerpo del difunto, para evitar que fuera profanado, fue llevado y escondido por un matrimonio cristiano en el valle Tenebroso, emplazamiento muy próximo a Girona. Este cuerpo santo generaría un culto que se guarecería en una pequeña capilla, que más tarde se convertiría en iglesia parroquial, la cual acabaría aconteciendo el actual monasterio de Sant Daniel. Un ara romana, junto con algún otro resto de la misma época, que se conservan dentro del monasterio, dan pie a pensar que esta iglesia fue construida sobre los escombros de un antiguo templo pagano. Entre este y la Catedral hay un camino que bordea el río Galligants, donde se dice que la condesa Ermessenda andaba a menudo inmersa en pensamientos profundos, durante su retiro en Girona.
Sepulcro y escultura de Ermessenda
Dice la leyenda, que Guillem Morell, el creador de su sepulcro, al morir su hermano (quien era el escultor de la Catedral de Mallorca) fue requerido para volver y reemplazarlo. Pero él fue quien quiso quedarse en Girona, puesto que estaba enamorado de la ciudad. La sorpresa fue que, al abrir el sepulcro original de Ermessenda, hace poco más de cincuenta años, el cual él había creado, se encontraron una gran sorpresa: estaba decorado con una serie de franjas rojas sobre fondo dorado, que han resultado ser el testigo más antiguo de la señera que se ha conservado. Pero esta no fue la única sorpresa, también vieron que este estaba vacío. No había restos que pudieran acreditar que allí se había enterrado a Ermessenda.
La madrina de la Catedral
Ermessenda de Carcasona, condesa consorte de Barcelona, Girona y Osona, gobernó en solitario los tres condados después de la muerte de su marido en el 1017, el conde de Barcelona Ramon Borrell. Lo hizo de forma activa, participando en decisiones y firmando documentos de gran importancia, hecho que era muy poco habitual entre las consortes de nobles. Durante un gobierno, a buen seguro se forjan relaciones determinantes con unos territorios y hostilidades con otros, pero las condiciones de su gobierno fueron extremadamente complejas y difíciles. Tampoco está exenta de conflictos familiares, tanto con su hijo Berenguer Ramon I, a quien le cede el gobierno de Barcelona y Osona, quedándose solo con el de Girona (hasta la muerte del primigenio, cuando recupera los tres), como con su nieto Ramon Berenguer I (Jefe de Estopes), con quien viven en disputa constante, hasta que finalmente se retira.
El anillo de Ermessenda
Desde la antigüedad, la calcedonia ha sido una piedra preciosa muy valorada y apreciada. No es extraño, pues, que aún en la época medieval encontremos personajes poderosos que lo utilizan en el diseño de sus símbolos de poder, como sello. En el anillo de la condesa Ermessenda, que funciona como sello y está hecho de este material tan apreciado, ha escrito su nombre tanto en latín como en árabe, a la inversa, puesto que cuando se pulsa con fuerza contra la cera líquida, el escrito queda grabado del derecho. Este objeto, tan sencillo como pequeño, era capaz de plasmar el gran poder político de la nobleza en cualquier documento.
Arqueta de Hixam II
Es una arqueta de platería andalusa de la cual sabemos con certeza que salió de los talleres califales “omeyas” y conocemos su lugar y fecha de creación, Córdoba entre los años 974 y 976. Está muy bien conservada; hecho que significa que todos y cada uno de sus detalles, hasta los más pequeños, constituyen un testigo de valor excepcional sobre la manera de trabajar de los artesanos, así como los conceptos estéticos de este momento histórico. Es un producto de lujo de la más alta calidad, solo al alcance de unos pocos, un regalo de grandísima importancia que hizo el califa Hakam II a su hijo, quien sería el futuro califa y heredero Hixam II. Durante un tiempo se utilizó en el altar mayor de la Catedral, lugar que ocupó hasta pasar a formar parte del museo.
Las escrituras del Siglo XI
La Catedral románica de Girona, fue el edificio que permitió trasladar la sede episcopal adentro de los muros de la ciudad (totalmente amurallada en la época). Fue consagrada con un acta, que la firmaron el arzobispo de Narbona (Guifre de Narbona), varios obispos invitados, destacando el famoso Abad Oliba y el obispo de Girona (Pere Roger) y, entremedias, encontramos también la firma de la hermana de este último y promotora de la obra arquitectónica de la Catedral, la condesa Ermessenda de Carcasona. No es un hecho nada habitual de la época, que la firma de una mujer, y además que no formaba parte de la estructura eclesiástica, se encuentre entre las personalidades más relevantes de la época.
El Monasterio de Sant Daniel
El de Sant Daniel de Girona es uno de los monasterios benedictinos más antiguos de Cataluña. Fundado en el 1017, mil años después se inician los actos de celebración de su primer milenio, diez siglos de presencia continuada que comporta un gran legado. También fue la condesa quien fundó este monasterio, en un terreno que compró con su marido para su hermano Pere Roger, obispo de Girona y por el cual pagó cien onzas de oro puro, que también servirían para reparar la catedral de Girona, tan malversada que los días de lluvia no se podía celebrar el culto, según cita el documento. Junto con Sant Pere de Puel·les, en Barcelona, es el único monasterio benedictino femenino que ha perdurado desde la época medieval en Cataluña.
Sepulcro y escultura de Ermessenda
Los Sepulcros condales de la Catedral de Girona son dos obras escultóricas de estilo gótico, del siglo XIV, realizadas por el gran maestro mallorquín Guillem Morell, considerado el mejor escultor de Cataluña en la época. Una de ellas es la de Ramon Berenguer II (el Jefe de Estopes) y la otra la de su abuela Ermessenda de Carcasona. La obra fue realizada a instancias del rey Pedro el Ceremonioso, cuando este ordenó el traslado de los sepulcros románicos originales, desde la galilea (atrio) —lugar donde se encontraban en aquel momento— hasta el altar, uno de los lugares más importantes de la Catedral. Hace unos cincuenta años, se abrieron los sepulcros para investigar qué había adentro. Fue una gran sorpresa encontrar que el sepulcro original de Ermessenda seguía dentro, y que por lo tanto, el otro lo forraba.